Eczema es la denominación genérica de cualquier inflmación de la piel que se conoce como dermatitis y se define como un conjunto de enfermedades de la piel de causas diferentes, que incluso pueden ser sistémicas. Pueden estar determinadas por un factor genético ligado a una alteración inmunológica que compromete la función de barrea de la piel.
Se caracteriza por enrojecimiento, inflación, picor y en ocasiones vesículas exudativas. El picor es el primer síntoma que aparece en la mayoría de los casos.
Tipos de dermatitis: atópica, de contacto, seborreica (generalmente en el cuero cabelludo), del pañal, neurodermatitis (se inicia con picor que termina desencandenando un eczema por el rascado).
La dermatitis atópica o eczema constitucional es un trastorno cutáneo crónico que se caracteriza por desencadenar:
- Eritemas (enrojecimiento).
- Erupciones pruriginosas (picor), descamativas e inflamatorias de curso crónico y que suelen reaparecer (brotes).
- Piel seca (xeritema).
- También desencadena una infección bacteriana en la piel, aunque sin consecuencias clínicas.
Fases de la enfermedad
Puede clasificarse en varias etapas o fases:
- Aguda. La enfermedad evoluciona a brote, como toda dermatosis, caracterizado por eczemas con tendencia a la infección y la presencia de prurito que puede tener carácter persistente.
- Subaguda. Ocurre al remitir la fase aguda sin lograrse una recuperación completa de las lesiones.
- Crónica. Existencia de lesiones persistentes y liquenificadas.
- Remisión o latencia. En esta fase es importante un buen tratamiento de mantenimiento para evitar las frecuentes lesiones crónicas.
Según la edad se puede dividir en tres fases, pudiendo estar separadas por etapas de remisión o superposición:
- Lactante: desde los dos meses hasta los 2-4 años de vida. Se presenta principalmente en forma de vesículas exudativas y costras localizadas en frente, mejillas y cuero cabelludo, pudiéndose extender al tronco y a las extemidades.
- Infantil: hasta los 10-12 años de edad. Las lesiones son menos exudativas, predominando la sequedad, el engrosamiento de la piel y las erosiones por rascado. Se localizan en muñecas, tobillos y en los pliegues de codos y rodillas.
- Adulta: Caracterizada por grandes placas secas, tienden a ser escasas y localizadas.
Tratamiento fase aguda (brote)
Corticoides tópicos
Representa el tratamiento de primera elección. Los más utilizados son los corticoesteroides tópicos de potencia media-baja. Los de potencia alta se utilizan para zonas de la piel liquenificadas, palmas y plantas, y en periodos cortos.
En la prescripción también hay que valorar otras consideraciones: casos con infección deben utilizarse antibióticos tópicos de amplio espectro como la gentamicina o específicos contra el Stafilococo como el ácido fusídico o la mupirocina.
Mediante la formulación magistral pueden asociarse con agentes hidratantes, destacando el uso de la fórmula magistral de clobetasol y urea.
Hay que recordar que los corticoides pueden provocar reacciones de fotosensibilidad, por lo que se debe evitar la exposición solar durante los días en los que se utilicen.
Otros principios activos en el tratamiento de los brotes de dermatitis atópica:
- Vitamina B12 tópica; (metilcobalamina) tiene efecto antiinflamatorio indicado en procesos de mantenimiento y tratamiento de brotes.
- Metoxaleno, un potente fotosensibilizador de la piel, sobre todo a la luz ultravioleta de onda larga.
- Coaltar (Coal tar, brea de hulla, alquitrán de hulla). Ha destacado en el tratamiento de eczemas de dermatitis atópica y psoriasis. Su mecanismo de acción es desconocido, pero es tradicionalmente utilizado asociado a hidratantes y antipruriginosos en el tratamiento de la dermatitis atópica. Se utiliza en dosis tópica del 1 al 5%, siendo potencialmente cancerígeno a concentraciones superiores según la agencia internacional del cáncer.
- Sucralfato. Tiene función antimicrobiana y protectora, incluso ante agentes irritantes por lo que también presenta gran eficacia en dermatitis por contacto.
Tratamiento del prurito (picor)
El prurito es motivo de malestar y, debido al rascado, de infección bacteriana y perpetuación de las lesiones. Suele tratarse con antihistamínicos clásicos por vía oral. Por vía tópica se administran principios activos con capacidad antipruriginosa y, ocasionalmente, pautas breves de corticoides tópicos. Los siguientes principios activos no requieren de receta médica para la dispensación:
- Laureth-6. Se trata de un tensioactivo emulgente con acción anestésica que puede utilizarse en forma de jabones o emulsiones/cremas, mostrando un alivio temporal. Se utilizan concentraciones 0,5-3% y se puede asociar con urea para mejorar la hidratación o con lidocaína para obtener efecto anestésico.
- Ictiol (ictiosulfonato amónico). Tiene propiedades antisépticas y queratoplásticas, por lo que favorece la regeneración de la capa córnea de la epidermis. Es muy utilizado en eczemas, dermatosis inflamatorias, quemaduras, sabañones o grietas del pezón. Se utiliza por vía tópica a concentraciones de 1-20%.
- Aceite de enebro (también llamada Brea de enebro o aceite de Cade). Es un irritante débil empleado tópicamente en el tratamiento del prurito en psoriasis, dermatitis atópica, eczema y seborrea. La dosis por vía tópica es de 1-5%, se formula con lanolina anhidra y vaselina neutra, se aplica una vez al día. También puede utilizarse en champú al 4% con Ictiol.
- Cromoglicato sódico al 0,2-10%; se trata de una sustancia antialergénica. Ha demostrado una alta eficacia en el tratamiento del prurito en población infantil.
- Ácido Bórico. En pomada al 10% tiene propiedades en el tratamiento del prurito vulvar, quemaduras, úlceras y herida.
Hidratación
Se trata de un proceso de especial importancia en cualquier fase de la dermatitis atópica.
La recomendación es aplicar una emulsión hidratante una o dos veces al día, dependiendo del estado del paciente atópico. El mejor momento es antes de 3 minutos después del secado tras el baño.
- Aceites con ácidos grasos insaturados, como el Rosa Mosqueta que tienen el valor añadido de reparación epidérmica y cicatrización.
- Uso de humectantes. Los más utilizados son la glicerina y el sorbitol. El ácido pirrolidón carboxílico y el ácido láctico, o sus derivados como el lactato amónico, son componentes del factor de hidratación natural.
- La urea. Se emplea en soluciones concentradas (2-10%). Modifica la estructura química de las proteínas, facilitando la unión del agua haciendo que la piel se vuelva blanda. Es por ello que se utiliza cuando se requiere transformar una capa dura y áspera en suave y blanda. Es normal experimentar picor en las primeras aplicaciones.
- Uso de productos con acción estabilizadora de reactividad cutánea:
- Extracto de avena. (Existe la posibilidad de intolerancia por parte de atópicos).
- Extracto de manzanilla, especialmente su componente alfa bisabolol
- Derivados de regaliz, como el ácido glicirrético (enoxolona) y sus sales, que presentan propiedades antiinflamatorias y calmantes.
- Derivados de betaglucanos y de distintos polisacáridos, destacando la rhamnosa.
- Algunos antioxidantes, que por ende tienen acción calmante, como los derivados de vid, de pino y de mirtilo.
- Presencia de productos favorecedores de la epitelización. Son importantes en el proceso de rascado, en el riesgo de infección y en la excoriación frecuente. Podemos destacar:
- Extracto de centella asiática.
- Alantoína
- Gel de aloe vera; Presenta características hidratantes y anticongestiva.
- Aceite de Rosa Mosqueta ; Regenerador epidérmico, en especial cuando se complementa con los anteriores.
- Aceite de caléndula; Antiinflamatorio.
- Aceites hidratantes. En dermatología es habitual el uso de aceites corporales como hidratantes. El uso combinado de aceite corporal seguido de la aplicación de una emulsión potencia la eficacia del hidratante.
Higiene
Es otro punto de especial importancia en el mantenimiento del paciente atópico. Los geles y champús no específicos pueden contener agentes potencialmente irritantes, entre ellos podemos nombrar los conservantes o los perfumes.
Los baños de avena o caléndula deben realizarse por inmersión, sin frotar la piel, producen muy poca espuma y son eficaces como alternativa a otros productos de higiene que pueden ser irritantes en la piel del atópico.
El aceite de caléndula presenta características antiinflamatorias y es eficaz en la regeneración epidérmica.
Otro aspecto a tener en cuenta son las toallitas limpiadoras o desinfectantes. Estos productos de higiene tienen una emulsión limpiadora fluida, de la que generalmente se desconoce la composición del líquido de impregnación. Pueden contener agentes potencialmente irritantes para el atópico, como perfumes o conservantes. Es por ello que se aconseja no utilizar toallitas en casos de dermatitis atópica.
Protección solar
Tanto el agua salada (mar) como la clorada (piscina) producen sequedad y son potencialmente irritativas en pieles atópicas, es por ello que es muy recomendable el uso de protectores solares con efecto barrera.
Pero no sólo es importante el efecto barrera, los protectores solares pueden ocasionar reacciones en los pacientes atópicos. Es por ello que hay que utilizar protección solar específica, destacando los que ofrezcan el mencionado efecto barrera junto con activos que protejan y reparen la piel. También se recomienda evitar los que sean formato spray/aerosol (el gas impulsor puede ser irritante) y los que contengan perfumes.